jueves, 30 de diciembre de 2021

VIDEO DE LA CONFERENCIA "TESOROS DEL CAMINO DE SANTIAGO", CAMINO CEPEDANO, CIUDAD DE LUZ, MUSEO DE LA ENERGÍA

 


Así son las cosas y así se las hemos contado

RELATOS GANADORES DEL III CERTAMEN NACIONAL DE RELATOS CORTOS SOBRE LA MINERÍA DEL CARBÓN "NEGRO SOBRE NEGRO" UNA ESPERANZA DE FUTURO.


Marta Inés Rodriguez Tejedor




  Primera premiada en el  III Certamen nacional de relatos cortos sobre la minería del carbón "Negro sobre negro", una esperanza de futuro.


   Marta Inés Rodriguez Tejedor de León. con el relato:



                                                    

                                                       

                                                               "LA FIA DE WAZEMMES"

         La señora Anita había vuelto a su pueblo cerca de Mieres, con una medalla de oro con la cruz de Lorena que nunca podría lucir y un ajado vestido de novia confeccionado en finísima seda blanca de paracaídas. Se dedicaba a lo mismo que hubiera hecho si nunca se hubiera ido, si no hubiera enviudado del guapo militar americano, si no hubiera regresado: ocupaba su lugar en la línea de baldes, clasificaba y lavaba el mineral, de pie durante horas interminables, con la única precaución de cubrirse el rostro con un pañuelo.

         Cuando cruzaron las lindes por Irún en 1934, su intención era llegar a Bélgica, donde sabían por el ingeniero que no faltaban las minas. Pero por el camino se fueron quedando, unos en Bayona, otros en Burdeos, los más en los alrededores de París, confiando en encontrar otro trabajo menos desagradecido que el subterráneo. Los últimos ocho llegaron casi a la frontera, pero en el camino entre Lens y Lille les cautivó el imponente castillete de la Compañía de Minas de Hulla de Courriéres. Al empresario le pareció algo más que casual que aquellos españoles desharrapados que decían pertenecer a una Brigada de Salvamento Minero hubieran ido a parar justo a su mina, la que en 1906 había volado por los aires llevándose consigo a más de mil trabajadores. Así que los contrató y le buscó un lugar a la niña rubia de enormes ojos curiosos que arrastraban con ellos.

       Anita creció en un hogar de acogida en Wazemmes, un barrio obrero en las afueras de Lille con casas más dignas que los barracones del poblado de la Compañía donde se quedaron los ocho de la Brigada. Desde pequeña se acostumbró a ir cada día en bici a visitarlos, adecentar un poco el chamizo que les habían adjudicado y prepararles comida caliente que ella misma subía a la boca del pozo. Los ocho eran su única familia y ellos la adoraban. El padre había caído en la revuelta, justo en el último asalto de la Guardia Civil, cuando pensaban que aquello estaba ya ganado y que eran invencibles. Refugiados en el monte, decidieron escapar acordando que la fía iría con ellos allá donde fueran. Aunque resultara ser el mismísimo infierno.

        El 1 de junio de 1940, Lille fue ocupada por los alemanes, las minas expropiadas y toda la región incorporada al departamento belga. Para entonces Anita se había independizado y había alquilado una casita con una taberna en el bajo, a la que había puesto por nombre, obviamente, “La Fía”. Allí se reunían mineros de toda procedencia al caer la tarde a tomar unas cervezas y añorar sus orígenes y a sus familias, aunque ella seguía yendo en bici al pozo cada mediodía para ofrecer almuerzos y su ya famosa tarta de manzana. Los ocho de la Brigada nunca habían perdido el contacto con los compañeros repartidos por el camino, y de cuando en cuando llegaban a la taberna cartas salpicadas de palabras asturianas, tachones y manchurrones de tinta. Cuando comenzó la guerra, las cartas empezaron a ser menos frecuentes y el bable más extenso. No era fácil la comunicación entre la zona libre y la ocupada, pero poco a poco se fueron enterando de que alguno de los suyos habían salido en tren del campo de refugiados de Angulema, que otro, ferroviario, organizaba sabotajes con sus compañeros y que los más, para escapar de la cárcel o la deportación, se habían enrolado en la Legión Extranjera del general Leclerc.

       Al teniente Schröder le fastidiaba especialmente el mercado negro de Wazemmes. Sabía que allí se traficaba con todo lo imaginable, contraviniendo a la Kommandantur, que había impuesto un férreo racionamiento, y cada vez que preguntaba todas las respuestas le llevaban al bar de “La Fía”. Pero lo último que quería era una revolución entre los mineros que lo frecuentaban así que optó por vigilar con prudencia el sitio y a la dueña. Varias veces interceptó los documentos que fluían de uno al otro lado de la invisible línea que les separaba del Régimen de Vichy, pero sus traductores se encogían de hombros y le decían que aquello eran cartas de obreros analfabetos, que no conocían más que su propio dialecto. No tenía de qué preocuparse. Mientras, Anita iba y venía al pozo, con sus tartas de manzana rellenas de pólvora, cartuchos de dinamita y mensajes en clave.

       Los años de la guerra fueron largos y difíciles. Pero la Compañía de Hullas seguía produciendo para los alemanes, Anita continuaba llevando la comida cada día y la Brigada de Salvamento multiplicaba sus jornadas: al salir del turno, comenzaba el trabajo en los hospitales improvisados por toda la ciudad o entre los cascotes de los edificios derrumbados. Cuando la Nueve de Leclerc liberó París, en la taberna de la fía fueron los primeros en enterarse. Ese día se sirvió la mejor y más escondida cerveza belga que Anita guardaba en la bodega. Y después, quemó en el fuego la carta en bable que Manolín “el refractario” les había enviado desde los mismísimos Campos Elíseos.

       En agosto de 1944 la resistencia había tomado la Citadelle y los últimos alemanes huían, destruyendo a cañonazos los principales edificios de la ciudad. Leclerc se acercaba, pero sólo encontraría escombros, fuego y cenizas.

      El mercado de Wazemmes, uno de tantos lugares reconvertido en hospital, estaba justo enfrente de “La Fía”. El estruendo fue tal que los cristales de la taberna reventaron y por la mente de Anita pasó fugazmente una frase, mil veces oída: “ningún minero se queda en la mina”. Corrió hasta la plaza entre el humo y el polvo, cruzándose con los miembros de la Brigada, que poco a poco sacaban a los supervivientes. El desastre coincidió con la llegada de la Segunda División Acorazada a la ciudad. Una muchacha rubia y robusta, tiznada de negro y manchada de sangre, entraba y salía por un pequeño hueco entre los escombros e iba amontonando cuerpos unos metros más allá. Hasta cinco veces la vio atónito el capitán extranjero desaparecer en el interior.

                 - ¿Quién demonios es esa chica? –preguntó al chaval que le había conducido hasta allí.

                 - La fía de Wazemmes – respondió él, encogiéndose de hombros-. ¿No buscaba al jefe de la resistencia? Pues ahí la tiene.

                 - Cagon mi mare –musitó el capitán en su idioma, para añadir en francés a su interlocutor-: hace casi diez años que no oía a nadie decir esa palabra.

      El derrumbe de la galería número siete pilló a Anita en la cadena de lavado. Tenía ya más de cincuenta años pero no había olvidado ni una sola de las enseñanzas de los ocho de la Brigada. Cuando depositó el cuerpo del chico en el suelo, maltrecho pero vivo, el padre lo recogió entre sus brazos y lo miró con los ojos llenos de lágrimas. Él también había regresado con el indulto del 69, y se le había roto el corazón cuando su hijo decidió, como todos, entrar en la mina. Alzó el rostro hacia su salvador, y se encontró con una mujer rubia y robusta cubierta de carbón y de sangre propia y ajena. La reconoció enseguida.

                       - Pero si tú eres… -murmuró asombrado el antiguo capitán de la División Leclerc-. ¡Aquí tienen que saberlo!

                        Anita sonrió y se llevó un dedo a los labios.

                        Y volvió a su puesto en el lavadero.



Rubén Movilla Ovalle

         Segundo premiado, Rubén Movilla Ovalle, de Magaz de Arriba, León. relato premiado:

"PERMANECE  EL RECUERDO"






Jose Ángel Gonzalez Pérez

Tercer premiado Jose Angel Gonzalez Pérez de Toledo, por el relato:

                                                        "EL SÉPTIMO VIAJE"


          Vuelve pronto; hazlo por mí; llévame… acertó a decir mi anciano padre un poquito antes

del inicio de la sedación, un tanto angustiado y a punto de fallecer días después, durante el

último mes de marzo. Sí, el retorno al origen familiar, a nuestro hogar infantil, al sitio donde

creó su familia, a su particular Rosebud. Él sabía cuánto debíamos a esa cuenca minera.


        Conocía que cada siete años yo dejaba mis quehaceres laborales en tierras

americanas y recorría tan largo trecho para disfrutar de las fiestas de San Bartolo cuando

coincidían en domingo. Algo así como una razón filosófica o un recurrente camino jacobeo

en año santo –primero sola, luego como parada obligada de mi viaje de novios y, ahora,

con mi primera nieta–. Cada año fue así desde que en el 79 nos fuimos de Laciana, de Las

Trapiechas, donde nací a finales de mayo del 65.


         Practicante y matrona de Caboalles de Abajo, él, junto a mi abuela, realizó el parto.

Minutos después del acontecimiento me sacó al porche y, como en una ofrenda a la deidad

local, extendió los brazos fascinado, mirando en la dirección del castillete del pozo minero.

A veces recordaba melancólico que mi nombre se debía al del Pozo María.


        He vuelto saltándome la costumbre de los septenios. También, a la de enlazar con

el aeropuerto de León y viajar en un moderno ALSA por Los Barrios de Luna y Babia con

parada obligada donde estuvo la quesería de Villager. Este verano, transportando a toda la

prole familiar alquilé una furgoneta para recorrer el Bierzo hasta nuestro destino. En

Bembibre, ante la representación ecuestre de don Álvaro conversando con doña Beatriz,

me vi rediviva e infantil y sentada en las rodillas de mi padre escuchando una versión muy

teatral de la tarde de mayo que describiera Gil y Carrasco volviendo de la feria de San

Marcos de Cacabelos. Mis hijos, sobre todo las nueras yanquis, contemplaban expectantes

la locuela interpretación.


         Carretera y manta, dejamos atrás Toreno y Matarrosa virguleando parejos al Sil para

realizar una parada necesaria, y obligada, en Páramo. Entré sola en el Centro Residencial

Las Nieves. La megafonía repitió su nombre. Don Jenaro, el maestro de las primeras

letras, apareció encorvado, enjuto y canoso junto a una auxiliar, apoyado en un caminador.

Me miró un instante y arqueó la cabeza para luego exclamar ¡María, María! Por un instante

fugaz se me entrecejó la canción de Santana y una redecilla arcoíris de pensamientos se

desgranó sobre el vestíbulo del geriátrico.


         –¡Volvemos a Caboalles, don Jenaro. No podía dejar de visitarle!

         –Hace unos días llamé a tu padre, como cada año a final de curso, pero nadie cogió

el teléfono –respondió con voz tullida–. Ya me comentó que eres médico. Lo tenías muy

claro siendo una nena, cuando ibas al dispensario de la MSP a ayudarle en la consulta…


         –¡Vamos, Jenaro, es la hora de la comida! –indicó la asistente–. ¡Gracias por

visitarle. Debió ser un gran maestro pues vienen muchos antiguos alumnos. Padece

Alzheimer pero os recuerda a todos!


          Apenas un simple cruce de miradas y su nombre repiqueteó en mi ánimo como un

aldabonazo nocturno en la casona de un capataz. Se me hizo un nudo en la garganta y

comencé a llorar al verle irse. Como si el tiempo se hubiese detenido sentí el sigilo de sus

pasos jóvenes y paternales en una casa de piedra con apariencia de torreón de castillo y

que hacía de escuela primaria, siempre gélida y con una estufa de carbón encendida por él

media hora antes de las clases matutinas. También, el entusiasmo de la voz docente, clara

y silábica, el novedoso estilo didáctico como promotor de los Centros de Colaboración

Pedagógica, en Villablino, su amor desbordante por aquellos guajes de seis a catorce años

en una única clase y el velado temblor de su ánimo cuando, entre tantos hijos y hermanos

de mineros, un pupitre se quedaba vacío después de que alguna madre le anunciase un

abandono temprano para iniciarse como ayudante en el pozo.


           Salí gimoteando al encuentro de mi familia. Respetaron el silencio hasta que, más

animada, volví al relato del Sil de las pepitas de oro, parejo a la carretera, a hacerles mirar

los imponentes montes rebosantes de brañas o, más lejos, el cruce con El Carbachón…


           El séptimo viaje. Parece un número cabalístico. Cada uno de aquellos abría y

cerraba un círculo para dar paso a una nueva etapa vital. Desde el primero allá por junio

del 85, al finalizar mis primeros exámenes universitarios –en tren desde Salamanca a León

y luego en el bus de la Empresa Fernández, 355 pesetas el asiento–, para reencontrarme

con los amigos escolares, entonces jóvenes con grandes coches, con grandes vicios, con

un gran futuro inmediato. Luego, el suceso de la muerte del amigo José Antonio Díez, de

veintitrés años, en la galería Don Pepe. Sucesos luctuosos, terribles, cercanos, mientras

cada año iba viendo cómo aquel valle de economía gris próspera pasaba a ser un erial

negruzco, mortecino, descarbonizado. O cómo fue transformándose en Cagualles

d’Embaixu, en territorio didáctico del urogallo, en zona invernal de esquí, en reserva de la

biosfera, en días de Feriona y en un puñado de casas rurales.


        …Nos detuvimos en un ramal de la carretera antes de acceder a Caboalles. El

antiguo entramado minero se había convertido en una zona verde. Desde allí rebusqué en

mis pensamientos el otro universo casi recóndito de una infancia feliz: un aire helador y la

eternidad del manto de nieve, el reloj de sol donde el estanquero, los paseos junto a doña

Eloína la maestra, las velas durante la procesión nocturna a Santa Bárbara, el ir con la

cartilla a la panadería de la carretera o en el Seiscientos al economato de El Barriadiecho y

las conversaciones con un viejo legionario que coleccionaba algunas piritas arlequinadas y

decenas de fantasmas convertidos en un vigoroso jardín de peces, helechos y caracolas.


          Se mantenían en pie un puñado de casitas blancas con descolocados tejados de

pizarra; entre ellas, aquella que sirvió de botiquín para los mineros, donde él con

dedicación consagró muchos años de su vida en tratar traumatismos, en atisbar los

primeros síntomas de la silicosis. Me detengo en el recuerdo del sigilo nocturno de un

treintañero practicante nada heroico que, con frecuencia, salía de casa a mitad de la

noche, con su cartera repleta de gasas y mercromina, para curar alguna mala herida de

bala o de algún tropiezo entre los últimos y escurridizos grupos guerrilleros, escondidos

entre las escarpadas de Leitariegos y los neveros de la Collada de la Gobia, u oírle

escuchar entre mi sueño ligero y los pitidos agudos y nocturnos del transistor radiando

«Aquí Radio París, Radio España Independiente, estación Pirenaica, la única emisora sin

censura de Franco...»:

          –María, este es un secreto entre tú y yo. ¡Es nuestro secreto!


          Aventé sus cenizas cerca del Monolito a los Mineros, entre el Arroyo de la Fleitina y

la carcasa en gris oxidado de la bocamina; por la vía verde donde antes circularon las

vagonetas, cerquita de la jaula que descendía personas y solo traía luciérnagas con ojos

espectrales cansados, allí donde aquel aciago día de 1979 perdió a diez compañeros por

el puto grisú y por los derrumbes en la capa trece, allí mismo donde siempre quiso

descansar ante la eternidad.


Así son las cosas y así se las hemos contado.


ENTREGA DE PREMIOS DEL III CERTAMEN NACIONAL DE RELATOS CORTOS SOBRE LA MINERIA DEL CARBÓN Y RUTA BELEN MINA CANALINA, LABANIEGO, BEMBIBRE, LEÓN


            En un lugar del Bierzo, de cuyo nombre si quiero acordarme : Labaniego, hace ya algunos años, tuvimos la ocasión de revisar las escombreras provocadas por la gran afluencia de minas que estuvieron activas en su día, y que ahora son montañas negras que desgarran la tierra, para aumentar nuestra colección de minerales y fósiles; estos últimos muy abundantes y valiosos en estos lares para aumentar la colección de nuestro museo de Paleontología en Bembibre.

            En alguna de estas numerosas visitas, entablamos proximidad y amistad con una gran persona y pedáneo del lugar - Clemente-, que nos enseñó lugares interesantes para nuestro cometido. Uno de estos lugares fue la Mina Canalina, una de las más antiguas de la provincia. A nuestra mente calenturienta se nos enredó una idea ¿Porqué no hacemos un Belén navideño en la bocamina tan bien acondicionada y cercana a la antigua y elevada iglesia? 

            Una vez acometida la obra con gran trabajo y colaboración de los socios para diseñar y realizar algunas piezas el Belén nos quedó impresionante, sencillo y con personalidad propia; se adaptó a la bocamina como si hubiera estado siempre allí. Al año siguiente a alguien le salto otra chispa ¿Porqué no hacemos una ruta por los lugares emblemáticos de esta maravillosa aldea? Pues así lo hicimos en fechas señaladas poco antes de la llegada de la Navidad. ¿Porqué no hacemos un certamen de relatos cortos relacionados con la minería del carbón para estos actos? ¿Porqué no hacemos una comida de confraternidad entre los asistentes después de la entrega de premios del certamen? Y con ¿Porqué no? y ¿Porqué no? y más ¿Porqué no?, hemos llegado a la IV Edición del Belén de la mina Canalina y al III Certamen de relatos cortos sobe la minería del carbón con gran afluencia de participantes, tanto en el concurso como en los actos celebrados en Labaniego.

            Estamos muy orgullosos de haber podido llevar a buen puerto todo lo que nos hemos propuesto con los humildes medios a nuestro alcance, y nos llena de satisfacción, ver como año tras año se consolida esta tradición y pone en conocimiento los valores y belleza de este maravillosa aldea del municipio de Bembibre, nombrada como Labaniego - tierra de lagartos-.

Ha sido un día espléndido, como siempre en armonía y buena compañía.



Ruta camino monasterio San Fructuoso y Belén mina Canalina


Paraje de las ruinas monasterio San fructuoso

Los más pequeños lo pasaron pipa

Belén mina Canalina, Carmen Rey leyendo su relato

Belén mina Canalina

           La presencia de  la alcaldesa Silvia Cao Fornís y de la Concejal de Cultura, Fiestas, Turismo y Comercio del  Ayuntamiento de Bembibre a sido un complemento más para que este certamen se siga arraigando en nuestra comarca, el apoyo institucional es importante para el buen desarrollo del mismo

Cambiando impresiones el tercer ganador José Ángel González con la alcaldesa Silvia Cao Fornís y Belén Martín concejal de Cultura

            Nos ha sorprendido durante todos los actos, la simpatía y el buen estar de la ganadora del primer premio Marta Inés Rodríguez Tejedor, sabemos incluso que tuvo su momento emotivo durante la proyección del audiovisual  correspondiente a su relato y editado por Nicanor Ordiz


    Como todos los años apoyando y colaborando (imagen de abajo), Gerardo Álvarez Courel presidente del Consejo Comarcal del Bierzo y Tte. alcalde del Ayto. de Bembibre y su esposa Isabel María García presidenta de la junta local de la AECC de Bembibre y Bierzo Alto.

               También y como patrocinadores del certamen literario estuvo presente en representación de la Ciudad de la Energía, CIUDEN, Yasodhara López, directora de la Ciudad de luz, Ciudad de la Energía.


A las puertas del bosque mágico






Iglesia de Santiago peregrino de Labaniego, recinto elegido para la entrega de premios del III Certamen Literario de relatos cortos sobre la minería del Carbón


 




            Este certamen que llevamos 3 años desarrollando nos ha servido para conocer mas de cerca a personas que ya tenían un bagaje y una trayectoria literaria reconocida, necesitábamos una persona que le diera un control y una dirección a la entrega de premios, pensar en Nicanor García Ordiz ha sido un acierto y sobre todo una suma en el reconocimiento que este certamen esta teniendo en todos los medios, nos ha dado la elegancia de hacer las cosas bien  y también la experiencia y profesionalidad que ha atesorado a lo largo de los años como locutor de radio y como escritor reputado, la recreación audiovisual del relato ganador sirve de colofón a un día inolvidable, Gracias Nicanor...

Nicanor García Ordiz, inaugura el acto de entrega de premios


      El escritor y periodista Eduardo Keudell hace lectura del acta de los premiados y sus clasificaciones



Primer premio: A Marta Inés Rodríguez Tejedor por la obra:
"LA FIA DE WAZEMMES"

Silvia Cao Fornís, alcaldesa de Bembibre entrega el I premio a Marta Inés Rodríguez

       Por parte de Aragonito Azul y con el patrocinio de Rafael Arquillo Villalobos, gerente de la empresa KUNUGI, entrega el regalo a la primera premiada Marta Inés.

Regalo aportado por Rafael Arquillo Villalobos, KUNUGI

Segundo premiado: Rubén Movilla Ovalle  por la obra:
"PERMANECE EN EL RECUERDO"

         Recoge el premio, su madre, Belén Ovalle Cascallana, entrega el premio la directora del La Ciudad de Luz, Museo de la Energía Yasodhara López en representación del patrocinio de la CIUDEN

Yasodhara López y Belén Ovalle Cascallana

        Belén Martín Concejal de Cultura, Fiestas, Turismo y Comercio de Bembibre entrega el regalo de KUNUGI al segundo premiado representado por su madre.

Belén Martin y Belén Ovalle Cascallana

    El tercer premio fue entregado por el presidente del Consejo Comarcal del Bierzo y Tte. Alcalde de Bembibre, Gerardo Álvarez Courel a José Ángel González Pérez por la obra:
"EL SÉPTIMO VIAJE"

Gerardo Álvarez Courel y José Ángel González

    Para finalizar el acto de entrega de premios José Sánchez Sereno responsable del certamen y miembro de Aragonito Azul hace entrega del regalo de KUNUGI a José Ángel González Pérez

José Sánchez Sereno y José Ángel González.


         Una vez entregados los premios se proyecta el audiovisual  del relato "LA FIA DE WAZEMMES" realizado por el escritor y locutor Nicanor García Ordiz, audiovisual que nos traslada con momentos de mucha angustia y  a contrastes de la vida que entremezclan la hiel y  la miel. Gracias Nicanor.


Visionado del audiovisual

Regalos ofrecidos por Rafael Arquillo Villalobos gerente de la empresa KUNUGI

Ammonites, ágata y drusa de amatista

        Mas regalos ofrecidos por la Asociación Mineralógica y Cultural Aragonito Azul, realizados por José Luis Pregal y Antonio Escudero que se sortearon después de la comida.


          Los actos estuvieron amenizados por el excelente tamborilero Miguel Ángel Mata (profesor de chifla y tamboril en la escuela Municipal Beatriz de Osorio de Bembibre)



Así son las cosas y así se las hemos contado



lunes, 13 de diciembre de 2021

PROGRAMA DE LA RUTA BELÉN MINA CANALINA Y ENTREGA DE PREMIOS III CERTAMEN NACIONAL DE RELATOS CORTOS SOBRE LA MINERÍA DEL CARBÓN

 


Ruta Belén mina Canalina de Labaniego y entrega de premios III Certamen Nacional relatos cortos sobre la minería del carbón "Negro sobre negro"

 

Programación:

Día: 19 de diciembre (domingo)

Lugar de encuentro: Labaniego, Parking (polideportivo, si se llena, parking cementerio)

Hora: 10.00 horas

Salida ruta: parking polideportivo

Distancia: 2.5km

Dificultad: baja, todos los públicos.

12.00 horas: parada en la bocamina Canalina/Belén artesano. Amenizada por dulces y bebidas.

12.30 horas: entrega de premios III Certamen Nacional Literario de relatos cortos sobre la minería del carbón en la Iglesia de Labaniego.

13.30 horas: cierre del acto de entrega de premios

14.00 horas: comida campera, bollos preñados y empanada (compra o reserva de tickets al telf. 627456333, en la 3° planta museo Alto Bierzo de Bembibre, precio ticket 5€ por persona.

Así son las cosas y así se las hemos contado

 

miércoles, 1 de diciembre de 2021

CONFERENCIA, TESOROS DEL CAMINO DE SANTIAGO, CAMINO CEPEDANO, 22 DE DICIEMBRE, 19.00 HORAS, ORGANIZA: LA FABRICA DE LUZ, MUSEO DE LA ENERGÍA






          La historia, la cultura, tradiciones y geología en palabras mayores, una exposición que nos traslada a tiempos pasados y nos introduce en una parte del camino de Santiago desconocida hasta la fecha, "materiales usados del Camino de Santiago", el azabache místico y protector, la quiastolita, la gema Celta y de los caballeros Templarios, el Jacinto de Compostela, gema que acompaña al peregrino mas lejano y en los enseres funerarios de tumbas Íberas, como no, la vieira o venera como símbolo o salvoconducto en el camino, también  de ordenes militares religiosas y nobles de la época, en definitiva historia avalada por rigurosas investigaciones y por escritos y leyendas que nos mostraran un poco mas de nuestro pasado que servirá para potenciar, valorar y proteger todo nuestro patrimonio histórico y minero de nuestra provincia  y en especial de la comarca de la Cepeda.

 Mas información : facebook @museoenergia
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Así son las cosas y así se las hemos contado






EXPOSICIÓN "TESOROS DEL CAMINO DE SANTIAGO" CAMINO CEPEDANO, INAUGURACIÓN DIA 10 DE DICIEMBRE



     
        Gemas maravillosas que acompañaban al peregrino, historias y leyendas que rodean a estas gemas  que se presentan en esta exposición temporal  desde el día 10 de diciembre al  9 de enero.

Se realizaran  visitas comentadas los días:

Martes día 28 de diciembre a las 12.00 - 13.00 horas.

Martes día 4 de enero de 2022 a las 17.00 -18.00 horas.

       El martes día 4 de enero al finalizar la visita comentada se sorteara entre todos los asistentes que hayan asistido y visitado la exposición  dos colgantes realizados con gemas quiastolitas.

      Todos los asistentes a esta exposición podrán rellenar una papeleta donde con su nombre y teléfono les servirá para participar en el sorteo introduciendo la misma en la urna a tal efecto.
Solo se recogerán papeletas hasta el día 4 de enero

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Así son las cosas y así se las hemos contado.




sábado, 6 de noviembre de 2021

ENTIBADORES MINEROS


Maderistas y ayudantes esperando que empiece el concurso


         La mañana prometía, buen tiempo y mas de 10 parejas de maderistas  prometía grandes momentos, este reportaje no va de concursos, ni tampoco que quien fue el ganador o perdedor, va de hombres que se jugaban la vida sosteniendo  los techos de las galerías mineras, por lo general también eran barrenistas, en la mayoría de los casos realizaban el ciclo completo de escombrar, entibar, y barrenar, no obstante  algunas parejas  de barrenistas o maderistas que estaban a destajo también, colocaban la vía o incluso la tubería del aire, en definitiva unos colosos.  


Esperando el sorteo


Todo listo...

Las herramientas preparadas, hacho, reglas, barrilla, pico, pala



Listo el once

        Aquí no caerán costeros y tampoco el hastial derrabará pero nos mostraran un oficio hoy extinguido aquí en España, 


       Sorteados los puestos ahora queda elegir la madera y seleccionar los postes y lo que va a a ser la trabanca, la experiencia de estos mineros dará el resultado de un buen cuadro puesto.


Selección de los postes y trabanca

        Algunos obtaron por cambiar la madera  de los puestos que no habían sido cubiertos y tenían madera sobrante.


Cambio de madera


Otra pareja cambiando los postes y trabanca


       Al lio, después de tener la madera seleccionada empieza la labor de realizar las balsas donde irán introducidos los postes,  con la barrilla se realiza un agujero donde quepa el poste.


Realizando la balsa


Ahora toca prepara el poste, labrando  y preparando las caras donde se ajustara la trabanca.


Preparando el poste




        Casi listo solo queda la labra de las caras del poste, depende del maderista y como se decía en argot minero, lo fino que fuese, algunos eran verdaderos labradores de madera, el afilado del hacho y ese pulso especial de los maderistas lo transmitían a la madera y el en resultado del cuadro puesto. 


Poco queda y a levantarlo






    Realizada la balsa y labrado el poste se prepara y sujeta  en uno de los hastiales de la galería (aunque esta sea simulada) y se inicia el trabajo de la labra del otro poste.

Las maderas utilizadas en la mina eran varias, en esta exhibición es el pino, también utilizada en la mina,  aunque  el roble  y el eucalipto eran comunes en la entibación de las galerías, en galerías de sección grande era el eucalipto o roble por su resistencia usando para rachonar madera de pino, bastidores de eucalipto o tabla de chopo





       Una vez colocados los dos postes se mide la trabanca que es la pieza superior y que va ajustada a las medidas del techo o galería



      Ellos ahora observan con admiración  como su padre o abuelo ponen madera en la calle pero no se imaginan la dureza y penurias de hacerlo en el interior de la mina


      Mujeres apoyando a sus amigos, parejas o simples observadoras de lo que en su momento significo progreso, calidad de vida  y desarrollo general de nuestras cuencas carboníferas, la minería.



        Colocando los dos postes antes de subir la trabanca a su sitio, ya queda menos



        Labrado de la trabanca, en uno de los extremos de la trabanca se corta y ajusta las caras que  se amoldaran a las caras del poste, después se corta y ajusta  la otra  cara de la trabanca  cortando lo que sobre del otro extremo dependiendo lo que permita la sección de galería, por lo general ya venían con las medidas muy ajustadas a la sección de galería que se estaba explotando.


El hacho, impoluto, la principal herramienta del maderista  


         Trabanca arriba, ajustar y asentarla bien y solo nos queda cuñarla, si esto sucediera en la mina también habría que colocarle transillones al techo para evitar caídas de costeros y en los hastiales a la vez que unos frenos en los postes y trabancas  para evitar que las voladuras tiraran los cuadros de madera hacia atrás.


Listo, trabanca arriba

       Dependiendo del tipo de explotación los cuadros de madera tenían unas características distintas, por poner un ejemplo, en galerías que la capa  de carbón era casi vertical y  se situaba en uno de los hastiales  se colocaban  las tres piezas en avance es decir un poste y la trabanca,  por el lado  de la capa la trabanca iba metida en una balsa al techo de la capa se colocaba el otro poste  que faltaba sobre una solera o zapata  de madera incrustada en el techo de capa  para evitar que este cayera dentro de la rampla, aunque es complejo explicarlo para que los mas profanos lo entiendan también había mucha técnica en la minería y  muchos criterios  a tener en cuenta. 




Preparando las cuñas para fijar y presionar las piezas en  los hastiales y techos

Preparando cuñas


       Se acaba la jornada, esta ha sido corta pero en lo que pudimos ver en algunos maderistas les supuso un gran esfuerzo, el tiempo no pasa en balde y la silicosis en alguno de ellos se hizo notar como nos lo comento la esposa de uno de ellos, ahora el trabajo se lo dejamos a los jueces que valoraran criterios como, ajuste, aplome, atijerado, labra y  medidas criterios técnicos a tener en cuenta



        En esta galería no habrá apretones, no se hundirá por el paso del tiempo a las presiones del terreno, no habrá que renovar madera por la fractura de algún poste o trabanca, corre el aire limpio y libre y todos miramos admirados el trabajo del minero entibador o maderista.

        Solo hacer una pequeña petición, que el año que viene pueda ver colocar madera algún entibador del Bierzo Alto.

Así son las cosas y así se las hemos contado