Llegada al puerto de Las Señales e inicio de la subida a la mina Escarlati |
COLABORA:
DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE LEÓN
Ponferrada-Bembibre-Puebla
de Lillo-Puerto de las Señales-Mina Escarlati-Mina San Andrés.
12/Mayo/2019
Con un cielo
azulado y una luminosidad extraordinaria se inició la jornada. A las ocho en
punto desde Ponferrada y con primer destino Bembibre, formamos el grupo
completo, dispuestos a disfrutar de la actividad propuesta y organizada por la
Asociación Mineralógica Aragonito Azul.
Se echaron de menos
algunas caras y sobremanera, por qué no decirlo, la del presidente; su falta
estaba más que justificada y seguro que la del resto también. Pero es innegable
que el hecho de no contar con su pasión, energía y liderazgo, dejó un vacío extraño y un poso de tristeza.
El siguiente
destino sería Puebla de Lillo por su proximidad a las Minas Escarlati y San
Andrés.
Puebla de Lillo
está situado al norte del Reino de León y es prácticamente límite con el
Principado de Asturias. Está compuesto
por las localidades de Camposolillo, Caseríos de San Isidro, Cofiñal, Isoba,
Redipollos, San Cibrian, Solle y el propio Puebla de Lillo.
Embalse del Porma |
El autobús de la
Diputación de León nos introdujo en la montaña por el valle del río Porma.
Pasamos por el embalse del mismo nombre, rodeándolo. Se empezó a construir en
1961 y comenzó a acumular agua en 1969. Vimos el poblado abandonado y próximo a
inundarse de Camposolillo en la cola del pantano, motivo por el que fue
expropiado a sus propietarios.
Llegamos a Puebla
de Lillo. La vista se dirige a su Torreón, símbolo junto con la ermita de Las
Nieves de la localidad. Está totalmente restaurado y ha sido habilitado como
Centro de Interpretación de la Naturaleza. Estiramos las piernas y compartimos
café y amigable charla. Allí nos esperaba nuestro guía para la actividad,
cordial y sonriente, Roberto Matías: incondicional colaborador de Aragonito
Azul, ingeniero de minas e investigador, pero sobre todo un enamorado de la
minería en la más amplia acepción de la palabra.
Nos preparamos para
acometer la subida al Puerto de las Señales, uno de los puntos más elevados de
la cordillera cantábrica que alcanza una cota máxima de 1625 m y discurre junto
al espacio protegido del parque nacional de Picos de Europa.
Puerto de Las Señales, Maraña, León |
Laguna de Valdecarrín, dirección mina Escarlati |
Desde esa ubicación a poco más de un kilómetro a pie, nos reunió Roberto Matías frente a la MINA ESCARLATI para explicarnos y ofrecernos sus conocimientos acerca de la explotación. Nos embelesó: el grupo se quedó en silencio para no perder detalle; nos acunó con su verbo fácil y cálido, con su pulcritud técnica y sus detalles. En todo caso, Roberto Matías, merecería un artículo aparte.
Al fondo escombreras y mina Escarlati |
Roberto Matías dando las explicaciones oportunas. |
Bocamina, nivel inferior |
Mina Escarlati, para proseguir, se trata de una Mina de Mercurio enclavada en el Puerto de las Señales, municipio de Maraña. Su época de mayor actividad fue entre 1969 y 1972.
Allí han aparecido
grandes ejemplares de cinabrio cristalizado. El cinabrio está compuesto por
un 85% mercurio y 15% azufre. En su
interior e incluso en la escombrera, abundan calcitas blancas destacando este
mineral rojo púrpura.
Se dice que se
llama Mina ESCARLATI por el color escarlata de los cristales de cinabrio.
Personalmente me gusta denominar al mercurio como plata líquida. Sus
aplicaciones son variopintas: termómetros, manómetros, válvulas, fluorescentes,
etc. Nos contaba Roberto que
antiguamente era recomendado para curar fracturas o heridas como antiséptico y
que actualmente sus compuestos están en desuso en medicina debido a que sus
efectos tóxicos son mejor conocidos.
Cinabrio |
En fin, tras la
experiencia y con algún recuerdo de “cinabrio” en los bolsillos, regresamos
hacia el autocar para decidir sobre la próxima visita.
María Isabel, valiente y minera |
Cargadero |
Fotos para el recuerdo
Gonzalo, Fernando, Javier y Ana |
Plano inclinado inundado mina Escarlati |
Complejo minero Mina San Andrés, Puebla de Lillo, León |
Durante el camino y
cuando observaba alrededor, fijando la mirada en estas montañas, percibí su
quietud, su silencio, el espacio vacío y limpio que permitía percibir sus
espíritus. Fueron sensaciones. Nunca se olvidan.
Andando se hace camino |
MINA SAN ANDRÉS: Se
trata de una mina de talco. Ubicada por encima de Puebla de Lillo en la
carretera que sube por la vertiente leonesa al Puerto de San Isidro. Se inició
su explotación en 1920 y finalizaron las labores en 1992 por aquello de la
escasa rentabilidad. Durante años la explotó la Sociedad Española de Talcos.
Por todos lados se pueden encontrar piedras de talco que destacan por su
endeblez.
Galerías de mina San Andrés
Bifurcación de dos galerías |
LA MINA:
Los talcos de esta zona, se formaron durante el Mesozoico, por metasomatismo hidrotermal asociado a las etapas distensivas tardihercínicas del Pérmico. Durante las mimas, la existencia de accidentes tectónicos como varias fallas de desgarre y un cabalgamiento, favoreció la circulación de fluidos hidrotermales que en suma, fueron los responsables de la talquización de cuarcitas y dolomías. Morfológicamente el yacimiento se encuentra en una semicubeta sinclinal muy compleja de dirección NNO-SSE, atravesada por la falla de Cofiñal E-O. En la parte central de la semicubeta, se encuentra un núcleo de caliza de montaña, rodeado por la formación Alba y la cuarcita de Barrios.
Son precisamente asociados a esta caliza de montaña donde se encuentran los talcos de mayor calidad, con espesores de hasta 50 m. Desde la misma y hacia el este, se encuentran masas de talco explotables de hasta 40 m de potencia, siguiendo el plano de cabalgamiento que separa las calcitas ordovícicas de los materiales carboníferos. Los inicios de la extracción de talco en estos parajes se remontan a los años 20 del siglo pasado. Es en éstas fechas cuando la Sociedad Española del Talco pone en funcionamiento la Mina San Andrés, y compra a la Hullera Vasco-Leonesa la ahora emblemática factoría para el tratamiento del talco sita en Boñar, que en sus orígenes fue planta de elaboración de azúcares.
Impresionante cambio con tres ramales de galerías |
De colores blancos a grises azulados y algún extraño verde. Se rayan con facilidad con las uñas y dejan las manos suaves al frotarse como se empeñaban en demostrar mis compañeros de viaje. En cualquier caso se utiliza en diversas aplicaciones industriales: lacas, pinturas, cerámicas, aditivo en plásticos y es básico en cosmética y farmacia
Otros cuántos
recuerdos en forma de “piedras de talco” en las mochilas nos obligaron a
iniciar el descenso, donde permanece intacta la rampa de cemento empleada para
bascular el mineral y cargarlo en el nivel inferior, hacia las instalaciones
abandonadas del hotel y restaurante “La Mina”, donde esperaba el autobús para
nuestro regreso. Ya acomodados me dio por consultar en internet sobre
aquel lugar y encontré una bonita
historia que resumiré a continuación:
Se dice que las
mujeres de estos parajes sacaron adelante sus familias trabajando en la
explotación de talco. Caminaban kilómetros desde sus respectivos lugares,
trabajaban ocho horas y aún atendían ganado y familia a su regreso. Mineras
obligadas por la falta de hombres y la necesidad de alimentar a sus familias.
Minería tiznada de blanco. Fueron los estertores de la guerra civil y los
difíciles años posteriores.
En los años 50 esas
mujeres cobraban 6,50 pesetas al día por 8 horas de trabajo más otras 100 horas
a mayores al mes. A estas mujeres se las conoce como “La Patrulla del Talco”.
Los más pequeños disfrutando de la jornada |
Con la mente
ocupada intentando imaginar aquellas duras vidas y los ojos perdidos en la
belleza del entorno, arrancó el autobús de vuelta.
El Bierzo nos
esperaba, acogedor, tras una intensa jornada de novedades
enriquecedoras que nos proporcionó a todos, sin duda, una magnífica
experiencia.
Gracias a la Asociación Mineralógica Aragonito Azul.
Gracias a Roberto Matías. Gracias al grupo.
J. Sánchez Sereno
Así son las cosas y así se las hemos contado.
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